El registro de la jornada laboral es obligatorio tras la modificación del Real Decreto-ley 8/2019, de medidas urgentes de protección social y de lucha contra la precariedad laboral en la jornada de trabajo, en marzo de 2019.
Concretamente, en el artículo 10 del capítulo III se define que la empresa debe incluir “el horario concreto de inicio y finalización de la jornada de trabajo de cada persona trabajadora”.
Estos registros deben permanecer durante cuatro años a “disposición de las personas trabajadoras, de sus representantes legales y de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social”, es decir, tienen que estar disponibles de manera inmediata.
La finalidad del registro de la jornada laboral es la de combatir la precariedad laboral controlando la jornada real del trabajador. De esta manera, si una empresa no permite realizar horas extraordinarias se evitan las jornadas superiores a lo establecido; en caso contrario, el control de horario permite asegurar la compensación real que debe cobrar el trabajador de su salario.
Esta modificación afecta a todas las empresas, independientemente del tamaño y del sector de la actividad al que se dediquen. De la misma manera, afecta a la totalidad de trabajadores: tanto a los que acuden al centro de trabajo como a las personas que teletrabajan o se desplazan durante su jornada laboral, a excepción de casos concretos. Es muy importante que la manera en la que quede registrada la jornada laboral tenga en cuenta la flexibilidad horaria de los trabajadores o el teletrabajo, ya que son derechos fundamentales para todos los empleados.
En el decreto no se especifica ningún medio en concreto para marcar el control horario, sino que la decisión recae mediante negociación colectiva o acuerdo de empresa. Cualquier sistema, físico o digital, es válido para registrar la jornada laboral siempre que sea fiable, inmodificable y no manipulable.
La obligatoriedad del control horario entró en vigor a los dos meses de su publicación, por lo que desde mayo del 2019 los inspectores de Trabajo pueden pedir a las empresas los registros de las jornadas laborales de los trabajadores.
Para evitar problemas y multas, cada vez más empresas apuestan por aplicaciones para el control horario de los trabajadores. Además, ahorran tiempo y dinero a los responsables del departamento de Recursos humanos, la disponibilidad de los documentos es inmediata y economizan espacio físico, ya que se guardan digitalmente.